Querida amiga,
Hoy quiero hablar contigo sobre un tema que sé que te preocupa y afecta: la ansiedad. Esos momentos en los que te sientes atrapada, cuando los síntomas no desaparecen y te cuesta encontrar la calma. A veces logras sobrellevarla, pero en otras ocasiones te paraliza o aparece la temida crisis de ansiedad, dejándote con una sensación de angustia e inseguridad.
Permíteme decirte que no estás sola en esto. Muchas personas experimentan ansiedad en diferentes formas y grados. Pero aquí está la clave: la ansiedad no es algo que simplemente te ocurra sin motivo ni control. No es un virus que te infectó por casualidad. Es mucho más complejo y personal que eso, y para poder superarla, es necesario que tengas en cuenta esta complejidad.
La tendencia más generalizada, es buscar desesperadamente la eliminación inmediata de los síntomas. Para ellos nos medicamos o nos forzamos a cambios en nuestra conducta o hábitos, alcanzando sólo mejoras superficiales y pasajeras.
La ansiedad, no son sólo sus síntomas.
La ansiedad, amiga, es un mensaje. Sí, así como lo lees. Es como si tu cuerpo y tu mente estuvieran tratando de llamar tu atención, diciéndote que algo en tu vida no está en equilibrio. Es un llamado a atender esas dolencias emocionales persistentes antes de que puedan tener repercusiones más serias sobre tu salud.
Déjame darte un ejemplo para que lo entiendas mejor. Imagina a Sara, una mujer joven y talentosa, que siempre se preocupa por el futuro y anticipa lo peor en cada situación. Esta actitud de preocupación constante alimenta su ansiedad y la mantiene presente en su vida. ¿Pero qué hay detrás de esto?
Cuando Sara se adentra en un proceso de autoexploración, se da cuenta de que su ansiedad está relacionada con su necesidad de aprobación y su miedo al rechazo. Siempre ha buscado la validación externa y ha temido ser juzgada por los demás. Esta profunda necesidad de ser aceptada la ha llevado a preocuparse constantemente y a anticipar escenarios negativos en los que podría ser rechazada.
¿Qué más puedo hacer?
Es fundamental que reconozcamos nuestro papel en la manifestación y el mantenimiento de la ansiedad. No podemos fijar la atención únicamente en factores externos, como el trabajo estresante o las relaciones difíciles. Sí, estos factores pueden influir, pero nosotras también tenemos un poderoso papel en cómo interpretamos lo que acontece, y cómo enfrentamos las situaciones. Aquí es donde entra en juego la auto-responsabilidad, amiga mía.
Cuando cambiamos el foco de atención, y lo giramos hacia nosotras mismas, podemos preguntarnos: ¿Qué elecciones estoy haciendo que contribuyen a mi ansiedad? ¿Cómo puedo cambiar mis respuestas y pensamientos para encontrar un mayor equilibrio y bienestar emocional? Al explorar estas preguntas, retomamos el control de nuestra vida y comenzamos un viaje de auto-descubrimiento y crecimiento personal.
¿Y qué tienen que ver mis emociones?
Es importante recordar que somos seres humanos complejos y que experimentar emociones tanto las agradables como las desagradables, es inevitable, y son parte de nuestra naturaleza. Reconocer y aceptar nuestras emociones es uno de los mecanismos más importantes con los que contamos para mantener nuestra salud. Ellas nos hablan de cuán seguro y beneficioso es para nosotros aquello con lo que estamos interactuando. Las emociones nos permiten adaptarnos mejor a las diferentes situaciones por las que debemos atravesar.
Si te esfuerzas por reprimirlas o ignorarlas, sería como anestesiar el dolor de una herida y quitarle importancia aunque cada vez estuviera más sangrante e infectada. Esas emociones que intentas apagar, como la tristeza, el miedo o la ira, son informaciones valiosas que te llegan de tu interior, desde tu mundo subconsciente. Y son precisamente ellas las que señalan qué situaciones o aspectos necesitas explorar y abordar.
Al esforzarte en reprimir esas emociones, llevas los problemas al cuerpo, surge la ansiedad y la somatización. Entonces al final verás que tus esfuerzos sólo te han valido para prolongar el sufrimiento y alejarte de la posibilidad de encontrar una verdadera paz interior.
Imagina a Rosa, una mujer de 35 años, que ha experimentado ansiedad durante años y ha recurrido a medicamentos para controlarla. Sin embargo, a pesar de tomar la pastilla, la ansiedad persiste y se pregunta por qué no encuentra alivio. Al adentrarse en su proceso de autoconocimiento, descubre que su ansiedad está directamente relacionada con su temor a enfrentar sus verdaderos sentimientos de tristeza y pérdida.
Rosa perdió a su hermano en la adolescencia, pero nunca se permitió vivir plenamente su proceso de duelo. En lugar de enfrentar su dolor, lo evitó y lo reprimió. Esto generó una tensión emocional constante que se manifestó como ansiedad en su vida diaria. Al entrar en terapia, inició un proceso de exploración y auto-aceptación. Se dio cuenta que también ella podía aflojar, soltar el control y permitirse sentir la tristeza, el llanto. Rosa comenzó a experimentar un alivio de sus síntomas y encontró una mayor paz interior.
Mi querida amiga, el proceso de aceptación de nuestras emociones puede ser desafiante, pero es necesario para nuestro crecimiento y bienestar. Es fundamental que dejemos de tratar la ansiedad como un enemigo a derrotar y, en su lugar, la veamos como una oportunidad de aprendizaje y transformación personal.
¿Cómo puedo salir de esta angustia?
A través de la terapia y el autoconocimiento, podemos descubrir las raíces profundas de nuestra ansiedad, y hacer esta travesía acompañadas. Es un camino que requiere paciencia, compasión y amor hacia nosotras mismas. No hay una solución rápida ni una pastilla mágica que pueda resolver todos nuestros problemas.
Al enfrentar nuestras emociones subyacentes, abordamos las raíces de nuestra ansiedad, lo cual nos permite no sólo, liberarnos del constante esfuerzo por reprimir lo que sentimos, sino también superar los desagradables síntomas ansiosos y encontrar mayor paz y equilibrio en nuestras vidas. Podemos tomar decisiones conscientes y constructivas que nos ayuden a crear relaciones más saludables, manejar el estrés de manera efectiva y vivir en sintonía con nuestros valores y deseos más profundos.
Querida amiga, te animo a que te permitas explorar tu ansiedad desde una perspectiva más integral. No te conformes con silenciarla, sino adéntrate en su mensaje y busca las respuestas que están dentro de ti. Permítete crecer, sanar y descubrir tu propio poder interior para transformar tu vida.
Recuerda que no estás sola. Si sientes que necesitas ayuda profesional, déjame tus datos y conversemos sin compromiso para ver si podemos recorrer juntas este camino hacia la sanación y la serenidad que tanto anhelas.
Recibe mi cálido abrazo,
Xochitl